En un espacio como el de Arteleku, me veo perdida entre habitaciones, que son un laberinto de paredes blancas, algunas con agujeros y espejos. En una de las habitaciones, veo una escultura en el suelo, que representa medio cuerpo, con una cabeza de mujer que me mira. Me parece preciosa. En otra habitación, hay esculturas colgadas en la puerta, como si fueran adornos de navidad, que se mueven mecánicamente. Me doy cuenta que son fragmentos de figuras de animales.
Deambulo sin mis zapatos, sin gafas. Voy en pijama. He perdido mi agenda. Y además mi espacio de producción ha sido invadido y como quiero hacer una reclamación, mido el espacio que me correspondería.
H. se ríe de mí. Estoy cabreada, porque no encuentro mi agenda. Entro en una habitación grande, donde se reúne mucha gente, sigo buscando mi agenda. En una obra presentada por A.O. encuentro mi agenda junto con un montón de objetos. Una mierda de obra, pienso.
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Estoy con L, en pantalón corto, las piernas un poco rojas o moradas. Se le escapa decir que no se presenta este año a las oposiciones, porque pronto saldrán mejores plazas o no sé qué. Yo me quedo pasmada, intento preguntarle si va a dejar la empresa, pero no me sale la voz, tengo un aparato en la boca y le pregunto de nuevo, no puedo articular, no sale la voz, me quito el aparato y da igual, mi voz es débil, casi inarticulada.